¡ENHORABUENA!
CENTENARIO DE LA REVOLUCIÓN 20 DE NOVIEMBRE
El pasado 20 de noviembre se festejaron cien años del inicio de la controversial Revolución Mexicana. El país lo vivió con un entusiasmo sin precedentes, conmemorando los acontecimientos que se llevaron a cabo a principios del siglo pasado. Tanto al México revolucionario como a los renombrados personajes que protagonizaron la época se les hizo honor de todas las formas posibles: se les recordaba en las calles, en las escuelas, en el internet, en las noticias y hasta algunos grupos de jóvenes entusiastas se dejaron crecer un “mostacho revolucionario” en honor al estilo y la moda de aquellos tiempos.
He aquí el dato interesante, ya que muchas personas tanto de España, como del resto de Europa y tal vez, del mundo, siguen creyendo que todo mexicano lleva mostacho, sombrero y el típico poncho, y se dedica a beber tequila y dormir a la sombra de un cactus. Esta imagen sirve de estereotipo al mexicano, como el torero le sirve a España y a Austria, el tirolés.
Culpable de esto es probablemente la clásica mercadotecnia que pinta al mexicano revolucionario como el mexicano común, posiblemente porque es una idea muy fácil de vender y muy representativa. Nada vende mejor un tequila que la foto de un macho mexicano, con su enorme sombrero y un abundante mostacho, con su poncho como vestidura en la parte superior y vaqueros y botas en la parte inferior, y con un rifle tomado con ambas manos y colocado cruzado sobre el pecho.
Para aquella gran parte del mundo que ignora que ni México ni los mexicanos se quedaron atascados en los tiempos de Pancho Villa, del machismo mexicano, del mostacho y el sombrero, para ellos va este artículo sobre el día en que se celebra el centenario de que esas cosas se hayan quedado atrás.
He aquí el dato interesante, ya que muchas personas tanto de España, como del resto de Europa y tal vez, del mundo, siguen creyendo que todo mexicano lleva mostacho, sombrero y el típico poncho, y se dedica a beber tequila y dormir a la sombra de un cactus. Esta imagen sirve de estereotipo al mexicano, como el torero le sirve a España y a Austria, el tirolés.
Culpable de esto es probablemente la clásica mercadotecnia que pinta al mexicano revolucionario como el mexicano común, posiblemente porque es una idea muy fácil de vender y muy representativa. Nada vende mejor un tequila que la foto de un macho mexicano, con su enorme sombrero y un abundante mostacho, con su poncho como vestidura en la parte superior y vaqueros y botas en la parte inferior, y con un rifle tomado con ambas manos y colocado cruzado sobre el pecho.
Para aquella gran parte del mundo que ignora que ni México ni los mexicanos se quedaron atascados en los tiempos de Pancho Villa, del machismo mexicano, del mostacho y el sombrero, para ellos va este artículo sobre el día en que se celebra el centenario de que esas cosas se hayan quedado atrás.
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